Todo va según lo previsto. Este lunes, 4 de agosto, la empresa Construcciones Echaide ha comenzado la segunda fase del desmantelamiento de la presa de Inturia, que durará hasta septiembre. Se pretende reducir su altura otros 2,8 metros.
La presa de Inturia es un embalse que se construyó en 1913 para regular el caudal del río Leizarán, beneficiando así la toma de agua de la central hidroeléctrica de Bertxin que se encuentra muy próxima aguas abajo. Lo cierto es que no debió de ser muy efectiva, pues a los pocos años comenzó a llenarse de sedimentos, perdiendo así su capacidad.
Lo más notable de esa presa (aparte de su construcción, con unos cuantos llamativos escalones) era el propio embalse o remanso, que se extendía más de un kilómetro aguas arriba y había creado su propio ecosistema. El conjunto constituía un elemento paisajístico incomparable en el valle del Leitzaran.
La presa también representaba un obstáculo para la migración piscícola en el río, en particular de salmónidos. Parecía lógico poner algún remedio como se ha hecho en otras presas, en concreto algún tipo de escala de peces. Hubiera sido una obra de cierto coste, pero la presa y su embalse permanecerían intactos.
En lugar de eso, URA (Agencia vasca del agua) y la diputación guipuzcoana optaron por la piqueta, procedimiento que no tiene marcha atrás. Hace ahora un año comenzó la primera fase de la destrucción, justo en el centenario de la construcción de la estructura.
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La presa de Inturia se acerca a su final (30/9/2015)
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