Cuando vamos por la Vía Verde de Plazaola, por el valle del Leitzaran, nos llama la atención el puente de Inturia, a unos siete kilómetros de Andoain. Tiene dos ojos desiguales, y podría datarse en la segunda mitad del siglo XVIII.
Cuando en 1990 la Diputación guipuzcoana compró las fincas que la Papelera Zikuñaga tenía en el valle del Leitzaran se convirtió en dueña del caserío. En él siguió trabajando Claudio Escandón, que había sido guarda forestal de la papelera; entre otras tareas, mantenía y explotaba la vivienda con huertas y algún ganado. Después de jubilado aún trabajó unos años en el lugar, hasta que se retiró por motivos de salud cerca de 2010.
Desde aquí quiero pedir al departamento correspondiente que ponga remedio a la situación, y no se llegue, por ejemplo, al estado actual de la borda Meaka en Urlio, con el tejado e interior totalmente arruinados por abandono.