lunes, 3 de septiembre de 2018

Presa de Olloki: comienza el derribo

La piqueta entra de nuevo en el valle del Leitzaran, atentando contra un bien cultural y patrimonial propiedad de toda la sociedad.

Esta vez le toca el turno a otra presa o azud del propio río Leitzaran: la presa de Olloki. Si pincháis en en enlace se pueden ver algunas de sus características: fue la presa de la ferrería de Olloquiegui, y se aprovechó luego para una central hidroeléctrica subterránea. Además de su pasado histórico, su particularidad más destacable es que se trara de una presas de arco con estribos, diseñada según las pautas del vizcaíno Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz, autor de un afamado libro en el que, entre otros temas, abordaba la construcción de presas hidráulicas.

El derribo se está perpetrando dentro del proyecto Life Irekibai, y sus ejecutores son Ura (Agencia Vasca del Agua) y la Diputación Foral de Gipuzkoa. Su propósito es la permeabilización del río para la fauna acuática, finalidad con la que estoy totalmente de acuerdo. El problema radica en el concepto de permeabilización de Ura y del departamento de Medio Ambiente de la diputación: tirar todo completamente, a matarrasa, sin importar que sea un bien patrimonial. Existen otros medios alternativos menos agresivos.


¿Medio Ambiente 1 - Cultura 0? Por suerte no, en este caso. Gracias a una alegación presentada por el autor de estas líneas, y a un informe de la Dirección de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco, hemos conseguido que el derribo de la presa sea sólo parcial. Se eliminará la parte superior, añadida a principios del siglo XX y que no presenta un interés especial, y se conservará algo más de media presa original, incluido el estribo central, consolidando sus restos. Menos da una piedra.

Las máquinas ya han empezado su trabajo (en la última semana de agosto), abriendo un boquete en el centro de la parte superior de la presa, para rebajar el nivel del curso de agua y proceder a la extracción de los sedimentos acumulados en la presa. Sólo nos queda rezar para que al palista de turno no se le vaya la mano.