jueves, 30 de octubre de 2014

El menhir de Usobelartza, de nuevo vertical

Cada vez estaba más torcido: de 25º de inclinación que tenía en 1990 había pasado ya a los 45º, con lo que pronto lo veríamos caído en el suelo.

Y es que este menhir de Usobelartza no está, como muchos otros, hincado en el suelo, sino apoyado en una laja de piedra a poca profundidad y calzado con piedras. Además el terreno es de poca consistencia. Y claro, la zona está llena de ganado de cierta envergadura, que ayuda un poco a ir tumbándolo.

El ayuntamiento de Andoain se muestra muy cuidadoso con los monumentos arqueológicos que hay en su municipio, y este año ha financiado la recuperación de este monolito. Ha sido a cargo de la Brigada Forestal del ayuntamiento y de la empresa Lurrailan, y han intervenido los arqueólogos Luis del Barrio y Xabier Alberdi. Han excavado la zona hasta dejar a la vista la laja, y han colocado el pequeño menhir nuevamente en posición vertical.

El monumento está situado prácticamente en el vértice del collado de Usabelartza, hacia la vertiente del Leitzaran, entre los montes Aitzkorriko y Onddo, en medio de una turbera de la que os hablaré pronto. Por aquí se pasa, por ejemplo, al recorrer el sendero balizado PR-Gi 162 o al subir al Adarra desde Otita (Andoain).

Antes
Ahora

martes, 7 de octubre de 2014

Dos túneles especiales

Muchos de vosotros, recorriendo por el Leizarán la vía verde de Plazaola, os habréis fijado en un par de túneles con una de sus bocas inusualmente alta. A partir de Plazaola son el número 14 (debajo de Ameraun) y el 24 (más arriba que la presa de Inturia).


Como se ve en el artículo sobre túneles del Plazaola, cuando fue reconvertido de ferrocarril minero en mixto (pasajeros y carga) sufrió numerosos cambios en su trazado, orientados a obtener un mayor radio en algunas curvas y a eliminar tramos con ciertas dificultades. Alguno de esos cambios afectó a los túneles: túneles nuevos, túneles que se abandonaban, y túneles que se reconstruían junto al antiguo.


En este último caso la reconstrucción a veces fue parcial. Es lo que ocurrió con los dos túneles que nos llaman la atención. Pero ¿por qué esas bocas tan altas? Muy sencillo: en ambos casos el túnel original tenía el piso más alto que el nuevo trazado. Al modificarse el trazado, una de las bocas quedó inutilizada, abriéndose una nueva a un nivel inferior y con una altura normal. Desde la intersección de los dos trazados (nuevo y viejo) hasta la boca que sí se mantuvo la operación era rebajar el piso del túnel, agrandando la correspondiente boca hacia abajo.

El túnel 14 es el más llamativo de los dos, pues el nuevo nivel era dos metros más bajo que el anterior. La boca común, la que hubo que agrandar, es la del lado de Plazaola. Cerca del lado de San Sebastián está la bifurcación, y puede verse cómo el recorrido original se dirigía a bordear una curva del río, mientras que el modificado salva la curva atravesando el río mediante dos puentes. Al trazado viejo se accede con facilidad desde el exterior del túnel.

En el túnel 24 la boca agrandada es la de San Sebastián, y la bifurcación queda cerca del otro extremo del túnel. Aquí se construyó un muro de piedra que separaba los dos trayectos. En este caso la obra fue sólo un pequeño retoque del trazado, debido seguramente a inestabilidades del terreno provocadas por un arroyo próximo. De hecho, la boca original del lado de Plazaola está bastante tapada por un desprendimiento desde hace pocos años. El desnivel es algo mayor que un metro.