miércoles, 4 de julio de 2018

Artola-borda: curiosos restos de un horno

Me he topado recientemente con lo que fue un horno, muy cerquita del arroyo Ubaran o Ubane, afluente del Leitzaran. Realmente queda muy poco, por lo que suele pasar totalmente desapercibido, pero me parece lo suficientemente interesante como para reseñarlo.

Lo he llamado horno de Artola borda 1 por su proximidad al caserío del mismo nombre, cuyas imponentes ruinas siguen vigilando el camino que pasa por la zona (y el 1 es porque cerca hay más hornos, que otro día publicaré).

Junto al caserío hay un largo murete de piedra (tiene 100 metros de largo). En una zona de esta tapia hace algún tiempo que localicé unas piedras singulares, pues tenían el aspecto de estar derretidas en parte. Luego me enteré de que se trata de una vitrificación, o fusión, de la sílice superficial de las piedras. Tirando del hilo conseguí localizar dónde se había producido dicho fenómeno: un antiguo horno.


Se da además la circunstancia de que muchas de esas piedras tienen escorias de hierro adheridas en su superficie, lo que introduce dudas sobre la naturaleza del horno. El investigador Xabier Orue-Etxebarria me ha sugerido que podría tratarse de un horno de reducción de mineral de hierro, que él llama hornos vascos. No deja de ser una posibilidad a tener en cuenta.


domingo, 1 de julio de 2018

Errezuma: Unas ruinas grandiosas

Os propongo conocer un txoko que, a pesar de lo escondido que parece, se encuentra realmente a mano. Se trata de las ruinas de lo que en su día fue la ferrería de Errezuma, en Leitza.

Como todas las ferrerías que han conservado importantes restos de piedra, estos suelen ser del siglo XVIII (de hace unos 250 años). En esta ferrería se hizo luego una intervención a principios del siglo XIX para aprovecharla como fábrica de papel. Entre los cambios que se hicieron hay uno que llama poderosamente la atención, pues imprime un carácter espectacular a estas ruinas: un hueco rematado por un impresionante arco gótico. Detrás de él van desplegándose las viejas paredes de lo que en su día fue una ilusionante industria.


Muy cerca, subiendo cien metros por la carretera, veremos la presa de la ferrería, que también tiene su aquel. Es una presa del tipo denominado de arco con contrafuertes, que popularizó el vizcaíno Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz.

La ferrería ya estaba en funcionamiento en el año 1349, así que estamos ante casi quinientos años de industria.

Cerca está también la presa (y unas casi invisibles paredes) llamada “del batán”, pues en esa pequeña fábrica se elaboraban tejidos de lana, entre otros los “kapusais” o capas que usaban los pastores antiguamente.

Para acceder a Errezuma, desde el centro de Leitza se toma la carretera en dirección a Huitzi y Lekunberri, y a un kilómetro se toma el desvío a la izquierda que nos lleva al barrio de Erasote. Un par de kilómetros más y estamos en el puente de acceso al caserío Errezuma (conviene dejar el coche en la misma carretera, en una amplia curva cien metros más arriba).