Este invierno el terreno estaba bastante limpio de zarzas, por lo que aproveché para enredar de nuevo. Si hace tres años localicé un par de sitios con escorias (no muy abundantes) esta vez ha habido más suerte y han aparecido estos restos de mayor amplitud. Entonces sólo encontré escorias de tipo poroso, y ahora también escorias de sangrado (con un aspecto “fluido”), propias tanto de haizeolak como de ferrerías hidráulicas.
Mi hipótesis es que la trinchera del ferrocarril seccionó un depósito de escorias del que no ha quedado más rastro. Las escorias de Barrenola este que han sobrevivido se encontrarían, por lo tanto, en la periferia de ese depósito.
Seguiremos investigando.
Escoria de aspecto fluido de Barrenola este. Foto: Xabier Cabezón (2020)

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