jueves, 19 de septiembre de 2013

El Plazaola, las vías verdes, peatones y ciclistas

Lo digo de una manera tajante: UNA VÍA VERDE NO ES UN BIDEGORRI. Aunque el suelo esté pintado de rojo (como ocurre en Andoain).

En los accesos a la vía verde del Plazaola hay unos carteles que indican el uso al que está destinado la vía verde:
“El Camino del Plazaola está abierto a la circulación tanto a pie, en caballo o bicicleta, como mediante vehículos a motor correspondientemente autorizados…”

Creo que no hay lugar a dudas… salvo que se ignore el cartel. Y el texto de éste dice más adelante, de manera muy clara:
“Ciclistas y jinetes deberán reducir su velocidad al adelantar o cruzarse con peatones, atendiendo a la mayor vulnerabilidad de los peatones frente a los anteriores.”
No comento nada sobre el límite de velocidad (aplicable a TODOS, incluidas bicis cuesta abajo)...

Un compañero de trabajo, de Andoain, me comentaba sobre el atropello (sin mayores consecuencias) de un sobrino suyo por parte de una bici. El ciclista encima quería tener la razón: “Es que el chaval se me cruzó delante…” Señores, el peatón es el más débil, y la vía verde es para disfrute de todos, incluyendo los niños. Para hacer competiciones en bici, o sentir sensaciones fuertes, hay otros lugares.

Aprovecho para comentar que por la vía verde del Plazaola (y por otras) SÍ PUEDEN CIRCULAR COCHES, siempre que estén autorizados para ello. No pueden pasar de 20 km/h, deben llevar las luces encendidas, deben ceder siempre el paso a peatones, ciclistas y jinetes… pero pueden circular, aunque algunos no lo entiendan.

Somos muy pocos los que tenemos autorización (por diversos motivos), y os aseguro que somos muy respetuosos. Si veis un Dacia Duster color champán lo podréis comprobar; además, su conductor os responderá amablemente cualquier pregunta sobre el valle del Leitzaran.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

A 20km/h, el atropello de un peatón ya es una cosa seria. Lo que la vía verde del Leizaran no es tampoco es un paso de peatones.

Los peatones tienen que ser conscientes de que hay vehículos que cuadruplican su velocidad (incluso dentro de la norma) y que tienen una gran distancia de frenado.

Entiendo que el mensaje de hoy va contra los ciclistas que bajan a 50km/h. y me parece bien, pero un niño que hace un requiebro en medio del camino es inevitable para cualquier bicicleta, incluso aunque vaya a 15km/h. y el responsable es el niño, y por ende sus padres por no enseñarle un comportamiento adecuado en una vía con cierto riesgo.

Somos mucho más los que bajamos el Leizarán frenando que dando pedales, y pareciera que hoy dispara vd. contra todos.

Anónimo dijo...

Por supuesto que si el niño se cruza, el ciclista tiene razón. Incluso rebajando la velocidad muy por debajo del límite máximo, una bicilceta tiene una distancia de frenado larga, u más cuesta abajo y más con suelo mojado.
TODOS deben facilitar el paso de otros vehículos

leitzaran dijo...

Para el primer comentarista - Siento que este artículo se interprete como un ataque a los ciclistas en general, pues no es esa mi intención. No estoy completamente de acuerdo: la vía verde del Plazaola no es un paso peatonal en la misma medida que no es un carril bici. En mi experiencia, los ciclistas que bajan frenando más que pedaleando nunca han tenido problemas con peatones, incluso aunque aparezca un niño de repente. Creo que es evidente que me refiero a los que bajan a tumba abierta (hay más de los que parece).

Para el segundo - Todos deben dejar paso a todos, pero la norma está muy clara: la prioridad es del peatón. Y si se va cuesta abajo, y además está mojado, actúese como en la carretera: hay que reducir la velocidad y extremar las precauciones.

Anónimo dijo...

Para un peatón, extremar las precauciones significa no cruzarse inadvertidamente en la vía. No creo que su prioridad implique la variación súbita de su dirección, como es propio de un niño que juega, en una vía compartida con otros vehículos.
En este caso, si el ciclista no sobrepasaba los 20km./h., creo que la responsabilidad ha de atribuirse a los tutores de ese niño.

Sergio dijo...

¿Tanto cuesta hacerse oír? Si veo a un grupo con un niño suelto es lo mínimo que hago porque soy consciente de lo que el crío puede hacer (tengo dos y lo sé). Aún no he visto a padres que, sabiendo que se acerca una bici de bajada, no cojan al crío de la mano. El problema es que no siempre se oye llegar a la bici. Igual me miran mal si les toco el timbre o les chillo, pero una vez sobrepasados es su problema si se enfadan. Creo que Leitzaran hace lo correcto recordando las prioridades. Si ya las tienes en cuenta, ningún problema; si no las sabías, ya las sabes.

Anónimo dijo...

Eso de la señalización acústica es una gran verdad. Los timbres que llevamos a menudo no suenan lo suficiente. Me llama la atención que las personas mayores no suelen oír los timbres de bicicleta. Es fácil de comprobar andando por donosti: si hay personas de más de 60 en conversación, ya puedes tocar el timbre lo que quieras que no lo oyen.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con la línea editorial en la que se enmarca su artículo, aunque ruego me permita añadir algún aspecto que otro que me enerva los nervios.

No estoy para nada de acuerdo con el proyecto que, en cartón piedra, se está diseñando para el Leizarán. El valle fue otra cosa, muy distante de lo idílico, de lo romántico. El valle fue algo duro, áspero para el hombre al que le toco vivir en él. El valle puede ser otra cosa en el futuro, como lo demuestra este Blog o la Web: el hecho de que Uds. describan, por ejemplo, la infinidad de ferrerías que existieron o centrales más adelante refleja la dureza de la vida, si el visitante contextualiza esos elementos en el tiempo histórico adecuado y trata de imaginar cómo era la vida de los trabajadores. Qué decir de la del pastor, o de la del trampero. El valle no es pretender pasear unos kilómetros bajo la sombra de los alisos y pretender dar lecciones a nadie. El pastor que pasa por ahí, en la actualidad, a cuidar su rebaño, tiene prioridad (y entiéndase lo de prioridad en un sentido amplio y fuera del Código de Circulación) sobre otros visitantes. PORQUE VA A TRABAJAR. Recordémoslo: A-TRA-BA-JAR. Y, como él, otros cuantos.

Cuando Ud. dice “Somos muy pocos los que tenemos autorización (por diversos motivos)” permítame que ponga en tela de juicio el concepto numérico. Me moleta y mucho que ancianos que han vivido o trabajado ahí no puedan o les cueste horrores obtener un permiso de la Diputación Foral para poder circular por el Trentxiki y permitirles recordar lo que fueron antaño. Alguno incluso rogó que la autorización fuera para día laboral; y, así, no molestar con un coche privado a los visitantes de fin de semana. ¿Se puede mostrar más consideración? Pues tampoco valió el argumento. No voy a entrar en debates estériles con la administración Foral, no tengo ganas de perder el tiempo en recorrer tal sendero en soledad. Eso sí pueden obtener autorización la gente que baja en piragua, pero sube en coche (o coches). Y todos los que frecuentamos el Leizarán hemos visto la picaresca se da en estos casos. Nadie controla cuantos vehículos de éstos están autorizados y cuantos atraviesan el Valle; mejor dicho: sí hay quien debiera controlar, pero nunca me he tropezado con un “punto de control”. Insisto que no tengo ningún interés en entrar a polemizar con la Administración por si, por alusiones, decide responder. ¿Por qué? Porque los que frecuentamos el Leizarán sabemos que las “pocas autorizaciones” tienen lecturas laxas. Podrían ser más, y no sucedería nada negativo para el valle; podrían ser menos, y tampoco albergo dudas de que la regulación sería correcta. Esto es, la política de acceso al valle es incoherente, errática y sin rumbo. No voy a dar las razones de esto por no facilitar la tarea a quienes visitan el Valle por motivos poco éticos (y por no descubrirme yo mismo), pero muchos entendemos que otra, mejor diseñada (o diseñada fuera de gabinete con moqueta), y teniendo en cuenta a los que “viven” el Leizarán comportaría la misma definición de “pocas autorizaciones”, según se entienda “pocas” pero con una plasmación sobre el terreno más en concordancia con la realidad.

Si esto aporta algo al conocimiento del valle bien, y si no, lo siento, pero, obviamente, no estoy de acuerdo con la regulación de entrada.

Atentamente.

leitzaran dijo...

Para el último comentarista,

Sobre el primer punto que trata no puedo estar más de acuerdo. Quizá por su obviedad no acostumbro a recalcar lo suficiente la dureza de la vida en sitios como el Leitzaran. Yo hablo de ferrerías, de minas (por ejemplo, en las minas de Bizkotx en 1907 “Se registraron 42 accidentes, seguido de muerte uno de ellos”), etc., dando por supuesto que el lector imagina a los actores de esas actividades en plena faena, pero veo que es mucho suponer. Lo tendré en cuenta.

Por ello insisto de vez en cuando en la necesidad de que los visitantes del valle conozcan un mínimo de lo que aquí se coció, y no se limiten a pasear. Pero creo que vale de poco. Por otro lado creo que no están reñidos el conocimiento y valoración de nuestra historia con el disfrute de estos parajes; de una forma diferente, hoy día se sigue trabajando muy fuerte (el que puede), y nos merecemos un poco de sano esparcimiento.

Sobre los accesos al valle, entiendo que su enfado va más bien en el sentido de que no se autorizan ciertos accesos, más que sobre el control de accesos en sí mismo. Nunca me he pronunciado sobre el control de vehículos. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: la eliminación de cierto tipo de domingueros es, quizá, la mejor de ellas. Pero un día de invierno, a todo llover, perdido en medio del valle, pienso que ¿qué daño haría ahí un coche en ese momento? Puede reflexionarse mucho sobre ese tema; yo aún no lo he hecho.

Desconozco quién solicita permisos, y si se los dan o no, ni por qué motivos. En los casos que usted me cita pienso rotundamente que tiene toda la razón el demandante del permiso, pero no tengo más datos. Si le parece oportuno puede ampliarme la información por correo electrónico, aunque sospecho que por mi parte no puedo hacer nada.

Sigo pensando que somos relativamente pocos los que tenemos autorización, pero también digo esto sin datos, y tampoco voy a juzgar los motivos por los que se autorizan y deniegan las autorizaciones (en general). Serían, la mayor parte de las veces, juicios subjetivos por mi parte.

En lo que no estoy de acuerdo es en lo del control. He visto en muchas ocasiones sancionar a vehículos sin autorización, y darles un buen palo. Creo que esa labor la cumplen perfectamente sus encargados (los guardas, tanto forestales como de pesca), más aún teniendo en cuenta su precariedad de medios (eso sería otro tema).

Como le digo, le animo a que me mande un correo si quiere comentarme con más amplitud estos u otros puntos; creo que los dos tenemos en común el cariño por un lugar que en realidad no tiene demasiado de idílico, pero sí de humano.

Por último, porque algún lector puede tener dudas: este es un blog personal (el mío); en él vierto algunas de mis ideas u opiniones, que pueden gustar o no a pocos o a muchos. No tengo en absoluto ninguna relación con la administración (trabajo en el sector del metal), y como me muevo mucho por el Leitzaran creé una página web para publicar en ella parte de mis conocimientos sobre el valle (por ello conseguí la autorización administrativa para entrar en él con el coche).

Anónimo dijo...

COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA

Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

Ejemplo:

Ceder el paso a un peatón.

Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

Poner un intermitente

Cada vez que cedes el paso a un peatón

o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años

Jose dijo...

Hola, despues de leer mas o menos los comentarios.... primero decir que soy de Cordoba aficionado al senderismo y a la fotografia, yo me he llevado algun que otro susto por culpa de unos irresponsables ciclistas, gracias a Dios no todos son iguales y no quiero entrar en detalles y menos crear polemicas, pero voy a lo que decis sobre las precauciones de quien....si el peaton, el niño o el ciclista, el peligro esta cuando el ciclista se acerca por la espalda al que anda.... el senderista puede que oiga al ciclista o no, que hace un ciclista cuando ve a un perro suelto y lleva la misma direccion?.... pues lo mismo tiene que hacer sea un perro, niño o adulto, saludos a tod@S.....
Jose!