jueves, 22 de octubre de 2009

La torre de Urdelar

En los años sesenta se vio surgir en algunos de nuestros montes unas extrañas estructuras, como si fueran goa'uld saliendo de su interior. Eran unas torres metálicas con una caseta encima de ellas, y su misión era la de facilitar a los guardas forestales la vigilancia de incendios. Conozco dos montes en los que hubo estas torres, Urdelar y Erlo, pero sin duda hubo más. En Uzturre se instaló la caseta en tierra, sin torre.

Se distinguían desde muy lejos, pues tenían unos 20 metros de altura y estaban colocadas en las cimas; por ello conferían un carácter inconfundible a las siluetas de los montes portadores.

Debieron de usarse muy poco, o nunca, pues a los pocos años de su construcción presentaban ya un aspecto muy destarlalado y de abandono. En 1962/63 aún no se habían levantado (lo deduzco del libro Montañas guipuzcoanas, de Luis Peña Basurto, en el que no se mencionan), y en 1977 ya se estaban rompiendo.

Una de estas torres se erigió en el monte Urdelar, que está en el cordal Uzturre-Ipuliño (el cual forma la divisoria de aguas suroccidental del valle del Leizarán). Por ello he publicado en la web del Leitzaran un pequeño artículo sobre ella: la torre de Urdelar. En cualquier excursión o travesía que pasase por esa cumbre era casi obligatorio subirse a la torre; si no, era como no dejar la tarjeta en el buzón cimero. Sólo se abstenían los que padecían vértigo. La vista desde lo alto no era en realidad mucho mejor que desde el suelo, pero la sensación aérea valía la pena la trepada. En su última época era ya un triunfo subir con la escalera medio rota.

A principios de los ochenta, no sé exactamente cuándo, En octubre de 1983 la torre por fin se vino abajo. Me imagino que algún vendaval de febrero Un vendaval terminó doblegándola. En el suelo se quedaron sus hierros retorcidos.

lunes, 19 de octubre de 2009

Artículo sobre el derribo de presas en Leitza

El Diario de Noticias de Navarra, en su edición Sakana/Leizaldea, publica hoy un artículo de Elene Arrazola sobre la problemática planteada por el derribo de algunas presas en Leitza (más concretamente en el río Leizarán). Su tema está relacionado directamente con la reciente desaparición de la presa de la ferrería de Urto, de la que ya hablé aquí.

Según me comentaba Elene (a la que agradezco su interés) hace unos días, ni el ayuntamiento de Leitza ni la Confederación Hidrográfica del Cantábrico han podido aportarle muchos datos. En cualquier caso, parece que aún se estaría a tiempo de salvar alguna otra presa (ni siquiera es seguro que todas). Aunque, en estos tiempos de crisis económica, los ayuntamientos tienen poco presupuesto para estos menesteres, lo que hace temer un nuevo desastre para nuestro patrimonio cultural.

Seguiremos, pues, con el suspense. En próximas entradas os hablaré de otras presas; parece un tema inagotable.

miércoles, 7 de octubre de 2009

La ciencia española no necesita tijeras

Estos días estamos viendo noticias de este tipo, en las que la ya de por sí mal atendida investigación española va a sufrir nuevos recortes. ¿A santo de qué se producen esas reacciones? Pues porque en los próximos presupuestos del gobierno para 2010 van a reducirse drásticamente las partidas destinadas a investigación. Con una reducción media del 6% para todos los ministerios, el ministerio de Ciencia e Innovación tendrá un recorte del 11%; en áreas concretas (proyectos de I+D, becas y contratos de investigadores, por ejemplo) el descenso alcanza el 37%.

Siempre nos hemos quejado de que la mayoría de los científicos e investigadores españoles han de desarrollar su trabajo en otros países (donde, por cierto, son muy apreciados). En el último par de años parecía que este estado de cosas estaba por fin corrigiéndose, pero esta medida económica supone el regreso a la situación de 2006 o anterior.

Si pensamos en términos de economía del ladrillo, de un país en el que no hace falta mano de obra cualificada, del culto a la especulación y el pelotazo, vamos bien. Si queremos ser un país desarrollado, sin dependencias tecnológicas del extranjero, mirando al desarrollo futuro, en el quie se valore la calidad del trabajo realizado, lo estamos disimulando muy bien.

Estoy pensando en el futuro que espera a mis hijos. No puede haber recortes en materias como salud, educación e investigación. Si hace falta reducción hágase, por ejemplo, con la partida destinada al ejército (¿qué coste tiene aquí la tecnología extranjera?), o con el dinero entregado a la banca (que es la principal causante de la actual crisis).

Javier Peláez, autor del blog La aldea irreductible, ha lanzado la propuesta de que hoy 7 de octubre nos animemos los blogueros a publicar un artículo sobre este tema del recorte a la investigación, con el título o lema La ciencia española no necesita tijeras. El objetivo ideal sería conseguir que el gobierno reflexione sobre esa nefasta medida, y recule.